Capítulo 03.
Cuando llegaron a Italia, ambos bajaron del avión.
Jungkook sonrió satisfecho en secreto al ver como Jimin hacía muecas al caminar. Y prácticamente gruñó a aquellos que se ofrecían ayudarlo, creyendo que el omega se había lastimado el pie o algo.
Si supieran.
El alfa tomó las maletas de ambos y caminó a un lado de Jimin hasta entrar al aeropuerto, caminaba con el entrecejo fruncido mientras Jungkook sonreía a todo aquel que volteaba a mirarlo.
Era un omega que atraía miradas y eso tenía que aceptarlo Jungkook. Jimin era hermoso, caminaba elegantemente con la barbilla en alto, rodeado de los más inútiles mortales.
Con sus ojos mieles y labios rosados, con el cabello rubio brillando aún de noche. El alfa de ojos verdes se encontró en más de una ocasión mirando de reojo a Jimin, detallando sus pestañas y sus pómulos marcados.
Por otro lado, Jimin se veía emocionado, pues estaba en un nuevo país. Miraba maravillado la ciudad de Florencia, volteaba de un lado a otro con tal de grabarse en su memoria aquellos escenarios.
El omega le sonrió a un grupo de chicos que se encontraban hablando entre ellos en el aeropuerto y Jungkook solo rodó los ojos, tendría que acostumbrarse a la forma de ser de Jimin.
Un alfa del grupo le sonrió e inclinó la cabeza, Jimin soltó una risita.
—Amo Italia —mencionó suspirando.
Jungkook tensó la mandíbula y siguió caminando.
—Ahí está Nick, ven —Jimin caminó más apresurado hasta un hombre que estaba de espaldas, junto con un auto negro estacionado. Buscaba algo con la mirada hasta que visualizó al alfa alto.
El tal Nick se acercó hasta ellos, mirando confundido a Jimin.
—Jungkook —saludó el hombre palmeando su espalda. Pudo notar que era igualmente un alfa.
—Buenas noches, Nick —Jungkook le entregó las maletas y el alfa las metió en la parte de atrás de la camioneta.
Nick estaba por responder cuando un aroma dulzón llegó hasta el lugar. Jimin frunció la nariz porque era demasiado fuerte y se pegó más a Jungkook.
De la camioneta bajó una mujer de piernas largas y cabello rojizo, llevaba un vestido negro pegado al cuerpo que resaltaba su esbelta figura y por un momento, Jimin la miró asombrado, hasta que la mujer omega reparó en él y lo miró de arriba abajo haciéndolo sentir incómodo.
Fue demasiado rápido para que alguien más lo notara, ya que pronto la mujer se acercó hasta Jungkook, haciendo que se despegara de Jimin. Abrió los brazos, abrazando a Jeon por los hombros, restregando su rostro en su cuello.
—Meraviglioso (Maravilloso) —habló la omega con un perfecto acento italiano. Abrazó a Jungkook como si fueran algo más que compañeros de trabajo y Jimin levantó las cejas confundido—. Ti stavo aspettando, Jungkook. (Te estábamos esperando, Jungkook).
El alfa le sonrió y besó la mejilla de la omega. Jimin sintió una pequeña punzada en su pecho, pero lo ignoró y en cambio bajó su vista al piso. La chica pelirroja le devolvió el beso, un poco más cerca de sus labios. Jungkook posó su mano en la cintura de la chica.
—Mi sei mancata, alfa (Te extrañé, alfa) —susurró la chica.
—Y yo a ti. Realmente no tenía tiempo para venir —respondió Jungkook a la omega, en el mismo tono bajo pero lo suficientemente alto como para que Jimin escuchara.
El rubio comenzó a removerse en su lugar, sintiéndose menos al ver como una hermosa omega abrazaba a Jungkook y acariciaba su brazo.
—Non sapevo che saresti venuto accompagnato (No sabíamos que vendrías acompañado) —dijo la omega. Jimin no entendía lo que estaba diciendo, pero al parecer los alfas sí—. ¿Quién es él? —preguntó y fue lo único que el omega rubio entendió.
Se estaba refiriendo a él, así que Jimin miró a Jungkook en busca de una respuesta.
—Él es mi secretario. Viene conmigo —explicó Jungkook, posó una mano en la espalda baja de Jimin, pero el omega se apartó incómodo en cuanto lo sintió. Jungkook lo miró extrañado—. Ella es Irina y él es Nick.
Sintió como si le cayera un balde de agua fría, sintiéndose rechazado de pronto, así que tragó saliva y fingió una sonrisa amable. Si Jungkook no lo iba a presentar de manera adecuada, él lo haría.
—Mi nombre es Jimin, un gusto —el omega tendió su mano y la chica alta la tomó con cuidado, no muy convencida. El alfa la estrechó amablemente.
—Bien, es hora de irnos —exclamó Nick antes de que todo se volviera mucho más incómodo.
Se subió a la camioneta, seguido de Irina, que lo acompañó en el asiento del copiloto. El alfa pelinegro estaba a punto de subir, pero el omega no se movía de su lugar. Mirando fijamente un punto del aeropuerto, abrazándose a sí mismo.
Jungkook miró a Jimin que mordía sus labios, evitando mirarlo de vuelta.
—¿Estás bien? Puedo olerte —preguntó preocupado. El alfa le acarició la mejilla y Jimin se alejó— ¿Es el bebé? —preguntó bromeando. A Jimin no pareció agradarle el chiste porque solo frunció sus labios.
—Jódete, Jungkook. Estoy bien, ¿podemos subir ya? —exclamó con voz arisca. El alfa se sintió extrañado respecto al comportamiento de Jimin, pero solo asintió y abrió la puerta para él.
En todo el camino, Jimin no lo miró, y Jungkook se sentía angustiado cada vez que quería acercarse a él y el omega se alejaba, pegándose más al vidrio.
¿Había hecho algo mal? Le dolía la indiferencia de Jimin y como se apartaba cada vez que intentaba tomar su mano.
El omega iba incómodo, todo el auto estaba infestado por el aroma dulzón de Irina, hasta Jungkook. Por eso se mantenía lo más lejos posible, porque la chica había marcado al alfa con su aroma.
—¿Qué sucede, Jimin? Me estás preocupando —preguntó en un tono bajo, solo para que el rubio escuchara.
—¿Ahora me llamas por mi nombre? ¿Ya no soy "tu omega"? —murmuró severo haciendo comillas con los dedos.
El alfa parpadeó sin entender.
—¿Qué?
Jimin se exasperó y gruñó bajito. El alfa lo miró asombrado porque nunca había escuchado un solo gruñido de Jimin, en realidad le parecía tierno.
—Nada, Jungkook. Solo cállate y deja de molestar.
Nick los miró por el retrovisor.
—¿Está todo bien ahí atrás? —preguntó.
Maldición, todos lo irritaban.
—Todo bien, compañero —aclaró el alfa de ojos verdes.
—Iremos a tomar unos tragos, podrías venir —sugirió Nick y Jungkook asintió—. ¿Te gustaría venir también, Jimin? Será divertido.
El omega estaba haciendo un esfuerzo por no abrir la puerta del auto y lanzarse.
—No, está bien. ¿Podemos pasar primero al hotel? Estoy algo cansado —pidió el omega tratando de ser amable.
—Claro que si —el alfa conductor asintió y condujeron unos minutos más hasta el centro de la cuidad. Estacionaron frente a un gran hotel ostentoso y lujoso. Jimin rodó los ojos al ver lo excéntrico que era y sobre todo porque había costado un dineral.
Abrió la puerta y bajó dando un portazo.
—Forse ha il suo zelo (Tal vez es su celo) —Irina soltó una risa. Jungkook la ignoró.
—Bajaré de una vez las maletas —el alfa se apresuró a seguir al omega hasta la recepción, llevando las maletas de ambos.
Vio a Jimin hablar con el recepcionista y firmar unos papeles, no le extrañaba, pues el omega se había encargado de hacer la reservación. El hombre beta le entregó sus tarjetas para las habitaciones y Jungkook se apresuró hasta el elevador.
Jungkook lo siguió antes de que Jimin apretara los botones porque vio la intención en sus ojos de dejarlo fuera. Cuando entró, tomó un respiro.
—¿Vas a decirme lo que ocurre? —preguntó frustrado.
—No ocurre nada, Jungkook. Deja de preguntar —Jimin no lo miró en todo ese tiempo, tan solo salió del elevador, buscando las habitaciones contiguas.
Porque si, por suerte había reservado dos habitaciones. Probablemente el omega había visto el futuro y el Jimin del futuro no quería a Jungkook cerca.
Pasó una de las tarjetas por el aparato que había en la puerta y esta se abrió, ambos ingresaron en la habitación. Jimin quiso alejarse y fue hasta el baño, revelando una tina que se veía bastante sugerente.
Jungkook entró detrás de él.
—Sal de aquí, Jungkook. Tu olor me está dando arcadas —el alfa frunció su nariz en señal de disgusto.
—No hasta que me digas lo que pasa, estábamos bien —exclamó el alfa, viendo como Jimin comenzaba a desnudarse.
Trató de apartar la vista aún cuando el cuerpo de Jimin relucía y lo invitaba a mirar. De todos modos, no es como si no lo hubiera visto desnudo antes.
El omega se deshizo de sus pantalones, paseando por el cuarto de baño en las mismas pantis blancas que llevaba. Jungkook tragó saliva cuando se inclinó para abrir el grifo del agua y tuvo una perfecta vista de su trasero.
—Jimin, ¿podrías dejar de ignorarme? —comenzó a sentir una leve presión en su pantalón y solo se acomodó mejor.
—Bien, escucha lo que te voy a decir. Soy tu secretario, tu maldito empleado y estoy aquí solo porque trabajo para ti —Jimin bajó las bragas y se adentró en el agua—. No quieras confundir las cosas Jungkook porque ya tengo claro nuestra relación jefe-empleado.
—Tú quisiste venir, me pediste que te dejara venir —el alfa pasaba sus manos por su cabello.
—Me iré por la mañana entonces. Ya no quiero estar aquí —Jimin pasó los dedos por su cabello.
El alfa lo miró aterrado. Llegó hasta donde estaba el omega, poniéndose de rodillas para estar a su altura e inhaló su aroma más concentrado, más fuerte por el enojo. Porque olía levemente a disgusto y enojo.
Sentía pequeñas punzadas en su pecho y su alfa interno le reclamaba porque el omega estaba herido y él no sabía porqué.
Haz algo, nuestro omega está mal.
—Por favor, amor. Si hice algo que te molestó en el avión, te pido disculpas —Jungkook trató de tomar su mano, la cual estaba en la orilla de la tina, pero Jimin la introdujo al agua—. No me alejes así, Jimin. No quiero que te vayas, no eres solo un empleado para mí.
El menor giró su cabeza y miró a la pared hasta que volvió a hablar.
—Es mejor que te vayas, te están esperando —mencionó tranquilo como si no se estuviera ahogando por dentro, aún cuando mantenía la cabeza en la superficie.
El alma de Jungkook cayó a sus pies, pero conocía al omega. Sabía que cuando se aferraba a algo, era imposible hablar con él. Así que solo asintió derrotado y besó la frente de Jimin.
—¿Estás seguro de que no quieres venir? —Jungkook lo miró desolado, como un cachorro regañado.
—Seguro, me quedaré aquí y dormiré.
Ninguno de los dos dijo nada después, el mayor solo se levantó y caminó hasta la puerta, mirando al omega por última vez, con su cabello cayendo por su frente y su nariz rojiza.
Jimin escuchó como la puerta de la habitación fue cerrada y recargó la cabeza contra la pared. Estaba tan agotado, demasiado cansado de jugar lo mismo con Jungkook, llevarse mal para luego buscarse entre caricias íntimas y besos robados. Luego ignorarse y volver a repetir ese ciclo.
Si para Jungkook, Jimin seguía siendo su empleado y no al omega que se folla, entonces Jimin actuaría igual.
No pasó mucho tiempo para que el ojimiel saliera de la tina, secó su cuerpo y se vistió, decidido a salir para conocer la ciudad.
Usando unos jeans negros y rasgados con una camisa blanca que dejaba a la vista sus clavículas, dejó el hotel y caminó unas cuantas cuadras, mirando las luces de la ciudad y las personas que salían a divertiste.
El aire helado lo golpeaba en la cara y el rubio no podía sentirse más seguro de sí mismo. Jungkook no era el único alfa, bien podía salir a divertirse justo como lo hacía antes.
Era joven y bello, podría tener a cualquiera comiendo de la palma de su mano.
Fue así como llegó a un bar, dispuesto a olvidarse del alfa por un rato. Entró, haciéndole ojitos al guardia para que lo dejara pasar.
Llegó hasta la barra, mirando todo a su alrededor. Las luces lo cegaban, el aroma lo incitaba y el ambiente hacía que sus más oscuros deseos salieran.
Pidió un tequila para comenzar, mirando a las personas que se restregaban con otras en la pista de baile. Cuando se lo terminó pidió otro vaso.
Se llevó un trago de vodka a los labios y saboreó el sabor amargo de la bebida. El alcohol hizo que se sintiera más seguro, más libre y sin pena, así que se levantó de su lugar y avanzó hasta la pista de baile.
Las luces del lugar hacían que fuera imposible ver con quien estaba bailando, pero sentía fuertes manos en sus caderas cuando se movía al compás de la música.
Sentía respiraciones en su cuello, una canción, luego dos y luego más. Jimin bailó, meneando sus caderas y peinando su cabello hacia atrás.
Sentía que ya estaba un poco ebrio cuando sintió las ganas y la necesidad de estar con alguien. Deseando sentir unas manos en su cuerpo y besos húmedos.
Pasó horas en aquel bar, Jimin se besó con algunos cuantos alfas y betas. Restregando su culo contra sus pollas. Los desconocidos besaban su cuello y acariciaban por encima de la ropa.
Pero se comenzó a asustar cuando no tenía ninguna reacción, cuando las caricias no lo excitaban lo suficiente como para querer tener sexo. Añoraba unas manos enfundadas de anillos y cabellos rebeldes haciéndole cosquillas en su rostro.
Tomó únicamente bebidas que él pedía, porque no era idiota. Así que rechazó los vasos que le ofrecían y se alejaba para buscar a alguien más.
Algunos otros rechazó al no entender de lo que hablaban, Jimin hacía señas de no saber el idioma y volvía a bailar.
Cuando sus pies dolieron, pareció que tuvo suficiente, no tenía idea de qué hora era, así que sacó su celular.
3:42 am.
Y las 20 llamadas perdidas de Jungkook. Junto con mensajes preguntando dónde estaba.
Jimin salió del bar, no tan borracho como para no distinguir. Sabía que el hotel estaba cerca, así que caminó, sonriendo y arrugando sus ojos, el aire de la noche solo bajó sus mareos.
Y el caminar le sirvió para pensar en lo que había ocurrido. La verdad es que quería ignorar lo celoso que se había sentido al ver a Irina tan cerca de Jungkook.
No entendía, no entendía porqué el alfa lo trataba como su omega ante desconocidos, pero como su simple secretario frente a sus amigos. Y le dolía, muy en el fondo. Ese no era Jungkook, el Jungkook que conocía no sufría por nadie y no sentía celos por nadie.
Entró a la recepción y llegó hasta el elevador, se quedó mirando unos segundos hasta que los números se aclararon y presionó el de su piso.
Cuando se abrió, sacó la tarjeta de su pantalón y la pasó por la puerta, se abrió enseguida y entró, divisando un cuerpo enfrente.
Se asustó hasta que el aroma de Jungkook llegó hasta él.
—¿Qué haces aquí? —preguntó arrastrando las palabras.
Jeon se veía molesto, pero más que nada preocupado.
—¿Dónde estabas? Mierda, no contestabas mis llamadas, fui a buscarte —habló rápido.
—Salí —respondió encogiéndose de hombros.
—Me tenías preocupado, Jimin. Volví y no estabas aquí. Casi hago que te busquen por toda la maldita ciudad —el alfa caminó hasta él pero se detuvo abruptamente y frunció su nariz en disgusto—. Hueles horrible, ¿dónde estabas? —lo miró asqueado.
Jimin sonrió.
—Tal vez ahora si es tu hijo y dices que huelo horrible, se sentirá mal —el omega acarició su estomago por encima de la camisa blanca. Jungkook negó con la cabeza.
—¿Dónde estabas? —olía agrio, a otros alfas, olores mezclados que lo mantenían alejado.
—Fui a un bar, deben ser el olor de todos esos desconocidos —se mantenía quieto, mirando a Jungkook con los ojos entrecerrados.
—¿Te acostaste con ellos? —preguntó, sintiendo como su pecho se apretaba al imaginar las manos de otros en las delicadas curvas de Jimin.
—¿Qué más te da a ti? ¿Te cogiste a Irina? —preguntó el omega con voz gélida.
—¿Qué? Por supuesto que no, estaba preocupado por ti —la cara de Jungkook estaba irreconocible, espantado por la pregunta.
Jimin se tambaleó cuando quiso avanzar y Jungkook hizo el esfuerzo por no asquearse por el olor de otros, pasó sus brazos por la cintura del omega y lo llevó hasta el cuarto de baño.
Lo ayudó a quitarse la ropa, sin ningún tipo de morbo, solo quería cuidar de él, Jungkook hizo lo mismo, entrando a la regadera, preparó el agua para los dos e invitó a Jimin, el omega cerraba los ojos al sentir el agua caliente en su piel.
El alfa enjabonó su cuerpo y talló su cabello, quitando el olor agrio en su piel. Pasó sus manos por su cuerpo suave, tratando de borrar las huellas de otros.
—Me tenías tan preocupado, Jimin. Volví y no te encontré por ninguna parte —el alfa casi sollozó contra la piel de su nuca—. No vuelvas a hacer eso.
Jimin no contestó, los minutos pasaron, ambos cuerpos en la ducha, limpiándose mutuamente y quitando las marcas de otros.
Cuando salieron, Jungkook secó a Jimin con una toalla, lo llevó hasta la habitación, donde lo recostó en la cama. Se inclinó hasta abrir su maleta y sacar la ropa interior.
—Si sabes que yo puedo hacerlo solo, ¿cierto? —preguntó Jimin, apoyando sus codos en la cama para ver como Jungkook sacaba unas pantis rosas.
—Pero quiero hacerlo yo.
—Eres ridículo, Jungkook.
El alfa pasó la prenda por las piernas de Jimin, pasando sus muslos gruesos y cubriendo sus partes íntimas. Partes que ya había probado y estaba fantaseando con obtener más.
Jimin se encontraba un poco más lúcido, por suerte no se había emborrachado tanto. Así que estaba consciente para recordar todo lo que había dicho a la mañana siguiente.
Jungkook sacó una camisa gris y se la tendió al rubio.
—Esta no es mía —apuntó, acariciando la tela.
—Ya lo sé, es mía pero quiero que la uses. Es cómoda para dormir —Jungkook soltó la toalla que mantenía atada a su cintura y el omega se volteó para evitar morderse el labio.
Jungkook vistió únicamente un bóxer oscuro antes de meterse a la cama, arrastrando a Jimin con él, hasta que la espalda del menor quedó pegada a su pecho.
Volvía a tener su aroma propio, ese que lo volvía loco y lo tenía esperando por más.
Enterró su nariz en su cabello.
—Siento mucho si hice algo que te molestó, omega. ¿Puedes perdonarme? —escuchaba la voz adormilada de Jungkook, demasiado ronca por el sueño.
Jimin suspiró cansado. Si iba a continuar, tenía que hablar con él. Siempre era mejor hablar las cosas y se golpeó mentalmente por ser tan impulsivo.
—Alfa, entiendo que este viaje sea de negocios. Pero a parte de ser tu secretario, soy una persona —Jimin se dio la vuelta hasta estar frente a Jungkook—. Me siento mal cuando me ignoras frente a otros y mi nombre es Jimin, preséntame como tal.
El alfa asintió repetidamente, besando sus parpados y luego la punta de su nariz.
—Lo haré, omega. Entiendo si te incomodé, no volveré a hacer nada que te haga sentir mal —Jungkook subió la camisa que vestía Jimin y acarició la piel de su muslo.
—Y tampoco me cae bien Irina, se cree mucho porque es bonita y tiene piernas largas —mencionó enojado. Escuchó a Jungkook reír, mostrando sus dientes y Jimin nunca lo había escuchado antes. El omega le pegó en el hombro.
Aunque secretamente estaba enamorado de la risa de Jungkook, como el sentimiento de una tarde de verano o la brisa en invierno. Una hermosa melodía que se colaba hasta sus oídos y residía en su alma.
—¿Estás celoso, Jimin? —Jungkook besó sus labios suavemente—. No debes estarlo, tú eres más bonito y tus piernas me vuelven loco de solo imaginármelas alrededor de mi.
—Eres ridículo —repitió, apartando a Jeon, pero el alfa se lo impidió. Queriendo tener más cerca a Jimin—. Pero ella es una omega.
—Tú igual.
—Una omega, mujer. Es hermosa, no entiendo qué haces aquí conmigo —tal vez no era el mejor momento para hablar de sus inseguridades. Pero eran las cinco de la mañana y todo se sentía tan íntimo que hablar con Jungkook parecía tan fácil.
Jimin nunca demostró ser inseguro. Tenía que darse a respetar porque si no lo hacía él, nadie más lo haría. Pero le dolía, le quemaba en lo más profundo de su ser el saber que lo buscaban por su cuerpo "femenino" y no por su forma de ser.
Quería encontrar a alguien con quien reír por las noches y tomar café en las mañanas, quería a alguien para despertar los fines de semana. Quería a alguien que viera lo que tenía para ofrecer, demostrar que no era solo un cuerpo bonito y rostro delicado.
—¿Cómo te atreves a siquiera insinuar algo así? Si estoy aquí contigo es porque quiero, Jimin. Nadie se queda cuidando a un omega a las cinco de la mañana.
—Estoy esperando que me digas qué quieres a cambio —Park dormitaba y Jungkook acariciaba sus clavículas.
—Mañana será la cena con los clientes italianos, quiero que vengas conmigo —Jungkook levantó su mano, delgada con dedos huesudos y besó su palma.
—¿Estará Irina? —preguntó dudoso. En serio que esa omega no le caía bien desde que lo rebajó con la mirada.
—Ella vendrá. Pero tú vas conmigo, solo conmigo. No permitiré que nadie se acerque a ti —Jimin lo abrazó por los hombros y Jungkook abrazó su cintura—. Y tampoco dejaré que nadie te haga sentir menos por quien eres.
—Está bien, alfa. Iré, pero solo si dejas de ser tan cursi, me dan ganas de vomitar —Jungkook abrió los ojos como si hubiera recordado algo.
—Es el cachorro —bromeó acariciando su vientre. Jimin volvió a reír.
—Serás idiota. Estoy pensando seriamente que quieres un bebé, Jungkook.
El alfa no respondió, guardó silencio mientras pensaba en lo que el omega había dicho. pero prefirió no decir nada.
—¿Sabes? No dejes que esas omegas te hagan sentir intimidado. Estoy seguro que no podrían hacer la mitad de lo que tú haces —dijo convencido. Jimin besó su mandíbula marcada.
—Gracias, Jungkook —agradeció sinceramente—. Y, alfa... —escuchó un sonido de afirmación por parte del pelinegro, que lo invitaba a continuar—. No estuve con nadie esta noche... no de esa forma. No pude hacerlo.
Ambos se miraron a los ojos, demasiado adormilados pero creando el paisaje perfecto entre sus miradas.
—No tienes que explicarme nada, Jimin —el aliento de Jungkook chocó con los labios del menor, un toque de menta que hizo al omega acercarse más.
—Pero siendo sincero, tampoco pude pensar en nadie más que no fueras tú.
Ellos sonrieron fascinados, dada por terminada la conversación. Esa noche durmieron juntos, marcando la habitación con sus aromas combinados, con Jungkook abrazando al omega y la cabeza de Jimin en el pecho del pelinegro.
Una bella imagen que podría ser enmarcada y expuesta en los mejores museos.
✧✦✧
Cuando ambos despertaron, estaban envueltos en un lío de sábanas blancas. Con el sol de Italia entrando por el ventanal, besando la piel de Jimin y dándole este toque color caramelo que fascinaba a Jungkook.
Ambos se miraron a los ojos cuando despertaron, sonriendo adormilados, seguramente por la plática que tuvieron hace unas horas.
—Buenos días, alfa —murmuró Jimin con la mejilla pegada a la almohada.
—Buenos días, omega, ¿te encuentras bien? —preguntó el alfa dándole un beso en su hombro.
—Me duele un poco la cabeza, pero todo bien. Eres muy cómodo, Jungkook —soltó una risita que hizo que el corazón del mencionado diera vueltas.
Esa sensación de tranquilidad volvió al ver a Jimin sonreír de nuevo. Ese omega, estaba haciendo que sintiera cosas diferentes.
Y no se estaba arrepintiendo.
Los dos se levantaron y se turnaron para ducharse, mientras uno se bañaba, otro cepillaba sus dientes hasta que estuvieron aseados y listos.
Se habían levantado tarde, y por suerte todavía tenían tiempo para salir a comer algo. Dejaron el hotel y caminaron por las calles de Florencia en busca de un lugar para comer, llegaron a un lugar pequeño pero acogedor.
—Me gusta esto, luce bien —comentó Jimin mientras comía.
—Si, creo que podría acostumbrarme.
Ambos se miraron a los ojos por breves segundos antes de agachar sus miradas y seguir comiendo.
El alfa y el omega se pasaron la tarde paseando y tomando fotos de recuerdo, más Jimin que Jungkook, ya que el pelinegro había viajado antes a Italia.
El alfa tomaba fotos al paisaje y el omega se colaba. Jungkook se quejaba que arruinaba sus fotos y Jimin solo reía. Se acercaban para abrazarse y luego volvían a mirar la arquitectura.
El rubio parecía un niño pequeño, comprando recuerdos en tiendas pequeñas que encontraba. Y Jungkook solo lo seguía de cerca.
Cuando volvieron al hotel, faltaban dos horas para la cena. Así que ambos entraron a las habitaciones correspondientes y se arreglaron.
Jimin bufó y se quejó cuando Jungkook le recordó que era un evento formal.
Cuando Jeon estaba terminando por vestirse, recibió un mensaje por parte de Jimin.
Omega insoportable:
JUNGKOOK.
Ven ahora, por favor.
¡Es una emergencia!
El alfa salió asustado de la habitación y tocó con urgencia la puerta que estaba justo a su lado.
El omega abrió la puerta y Jungkook entró de inmediato, visualizando la habitación, esperando encontrar a alguien más, creyendo que Jimin estaba en peligro.
Pero no le dio tiempo de preguntar cuando el menor se acercó y lo besó hambriento, devorando su boca. Jimin se colgó de su cuello, encerrando la cintura de Jungkook con sus piernas. Y el alfa lo pegó a la pared más cercana sosteniéndolo por los glúteos.
Besó sus labios con urgencia, tragando los gemidos bajos de Jimin. Siguió acariciando su culo hasta que se dio cuenta que la única prenda que vestía eran unas bragas de encaje rojo.
—Vas a matarme algún día —exclamó ronco. Lamiendo y chupando su cuello, dejando marcas rojizas.
—Promete que me follarás en cuanto volvamos —habló Jimin, cerrando sus ojos.
—No puedo esperar hasta entonces —se frotó contra el omega, quien soltó un gemido ante el roce de su miembro con la tela del traje de Jungkook.
El alfa lo bajó y Jimin caminó hasta la cama para empezar a vestirse.
—¿Esta era la emergencia? —preguntó sonriendo, al mismo tiempo que miraba como Jimin lo incitaba con la mirada.
—Estaba necesitando a mi alfa —el omega se mordió el labio y vio a Jungkook salir de la habitación, negando con la cabeza.
—¡Si sigues así, haré que no puedas sentarte en la cena! —gritó Jungkook.
✧✦✧
Cuando llegaron a un espléndido restaurante, demasiado lujoso para el gusto de Jimin, Jungkook lo guió por el lugar con una mano en su espalda.
Llegaron a una mesa circular con 5 personas. El omega reparó en la presencia de Irina, con su cabello peinado en una coleta alta y un magnífico maquillaje. La omega los vio en cuanto llegaron, torciendo los labios cuando miró a Jimin.
—Buenas noches —saludó Jungkook. Los demás se levantaron de sus asientos y estrecharon las manos con el alfa. Vio a Irina saludar a Jungkook besando sus labios muy rápidamente, demasiado rápido porque Jeon la alejó en cuanto supo su intención.
—Tú debes ser Jungkook —habló una mujer rubia, una alfa.
—Así es, y él es Jimin —el omega le sonrió amable a la alfa de ojos azules—. Viene conmigo —añadió, mirando a todos en la mesa.
—Un gusto, Jimin, Jungkook —asintió hacia ambos—. Soy Giselle, y él es mi omega, Jacob.
Ambos miraron al omega que estaba a un lado, con cabello negro y ojos grises. Era un poco más mayor que Jimin seguramente, pero era igual de atractivo que Giselle.
La alfa miró a los dos hombres restantes de la mesa.
—Ellos son Alessandro y Dante, no hablan muy bien el inglés —sonrió Giselle. Ambos hombres estrecharon la mano de Jungkook y este gruñó bajito cuando Dante, el alfa italiano besó el dorso de su mano.
Todos en la mesa tomaron asiento, Giselle hablaba con Jungkook sobre unos inversionistas mientras que Dante y Alessandro participaban soltando frases en italiano que Jimin no entendía.
Cuando llegó la comida, el omega de Giselle por fin habló. Pudo notar como se mantenía en silencio a un lado de la rubia, ella lo besaba de vez en cuando y pasaba su brazo por sus hombros.
—Esto es delicioso, alfa —Jacob la miró y ella le sonrió enamorada. Jimin los miró atento, añorando algo tan sencillo y puro como lo de ellos.
Jungkook pasó los dedos por su mejilla para traerlo de vuelta. Jimin le sonrió y siguió comiendo.
—E tu, da quanto tempo state insieme? (Y ustedes, ¿cuánto tiempo llevan juntos?) —preguntó Alessandro, el beta.
Escuchó a Irina reír y tomar de su copa de vino.
—Non stanno insieme (Ellos no están juntos) —respondió la pelirroja. El omega rubio miraba entre ellos, buscando alguna pista de lo que hablaban, sintió a Jungkook tensarse.
—Trabajamos juntos solamente —respondió Jeon con rostro serio.
—¿Cuánto tiempo llevas trabajando para Jungkook? —preguntó Dante en un inglés no tan bueno.
—Trabajando con Jungkook —corrigió el omega—. Cinco meses.
—Eso es mucho tiempo —animó Giselle—. Entonces se conocen bien.
—Yo diría que nos conocemos de más —anunció Jimin y sintió la mano de Jungkook en su muslo.
Jimin después de eso no tuvo mucha participación en la cena, Jungkook trataba de convencer a la alfa rubia, ella les traducía lo que Jeon decía a los italianos e Irina buscaba apegarse lo más posible a Jungkook, aún cuando el alfa la apartaba.
Jimin tomaba y tomaba vino, miraba el lugar buscando una distracción, observando los vestidos brillantes y los trajes sedosos de las personas que entraban al lugar.
—Realmente estaríamos muy felices de crear una relación con Italia —hablaba el alfa pelinegro—. La compañía necesita nuevos inversionistas y Londres estaría encantado de trabajar con ustedes.
Ellos asentían confiados y Jimin sonreía de más por el vino al saber que Jungkook los convenció en menos de dos horas.
El omega se levantó del lugar y Jungkook lo miró extrañado.
—Voy al baño, no tardo —Park susurró en su oído. Jungkook dejó su servilleta en la mesa.
—Iré contigo.
Jimin negó con su cabeza.
—No, cariño. Estaré bien, ya regreso —el omega se alejó a paso rápido hasta los sanitarios.
Jungkook se quedó mirando el andar de Jimin, deseando seguir teniéndolo cerca para poder sentir su aroma.
—No has hablado conmigo por estar con ese omega —Irina hizo un sonido con su garganta. El alfa la ignoró—. No sé qué le ves.
✧✦✧
Jimin estaba lavando sus manos cuando vio por el espejo que entraba un hombre. No muy alto, de cabello oscuro. El desconocido paró en seco cuando vio al omega.
—Tú —exclamó sorprendido.
—¿Qué? —preguntó Jimin mientras secaba sus manos.
—Te vi ayer en el bar —afirmó—. Me besaste.
Jimin soltó una risa.
—Si, no lo recuerdo. Estaba un poco ebrio —cuando el omega intentó salir, el desconocido lo tomó del brazo.
—Tefuistede la nada, tal vez deberíamos terminar lo que empezamos —su asqueroso aliento chocó con los labios de Jimin y el omega lo miró asustado.
Alfa... algo está mal.
—Suéltame imbécil. No terminaremos nada —si el omega estaba asustado, no lo demostraría.
✧✦✧
Jungkook bebía de su copa, un poco preocupado porque ya había pasado algo de tiempo y Jimin no volvía. Irina trataba de besar su cuello hasta que algo lo hizo alejarse.
Algo pequeño, algo que no sabía cómo describir.
—Jimin —tiró de su silla hacia atrás y se levantó, dejando a todos confundidos en la mesa—. Ya vuelvo.
El alfa se alejó hasta los sanitarios, buscando al omega rubio entre la gente. Estaba por entrar cuando escuchó gritos, la voz aguda de Jimin.
—¡Aléjate o te cortaré el pene y haré que te lo tragues!
Jungkook abrió la puerta fuertemente, viendo como un hombre tenía acorralado a Jimin contra la pared, el omega se quejaba y tiraba golpes, pero aquel idiota se mantenía pegado a su cuello.
—Aléjate de él, ahora.
La voz de alfa de Jungkook había sonado tan furiosa y severa que hizo a Jimin llevarse las manos a los oídos del dolor, pero aún así logró su cometido porque el hombre se apartó de inmediato.
El alfa aprovechó para tomar su cuello y golpear su cabeza contra la pared. Enseñaba los colmillos y sus ojos se habían vuelto oscuros, completamente.
—No vuelvas a tocarlo o te mato, hijo de puta —el hombre sentía que no podía respirar, Jungkook apretaba fuertemente su cuello hasta dejarlo sin aire. El rostro del hombre se tornaba rojo y después violeta hasta que escuchó un carraspeo detrás.
El pelinegro lo soltó de inmediato y se acercó hasta Jimin, olisqueándolo en busca de alguna herida.
—¿Estás bien? ¿Te hizo algo? —preguntó revisando su cuerpo. Jimin sonrió.
—No lo permití.
Jungkook volvió a respirar al escucharlo y lo pegó a su pecho.
Nuestro.
Cuando volvieron a la mesa, Jungkook solo dejó unos billetes encima.
—Gracias por esta noche. Fue un placer hacer negocios con ustedes —el alfa miró a los presentas agradecido—, pero me tengo que ir, mi omega fue atacado.
Ellos parpadearon anonadados, seguramente habían escuchado mal. Pero Irina se atragantó y comenzó a toser. Jimin la miró sonriendo de lado.
—Gracias por todo, espero verlos pronto en Londres —invitó Jungkook.
El alfa tomó de la cintura a Jimin y avanzó hasta la salida, despidiéndose con la mano. Dejando a una Irina bastante confundida y enojada.
—¿Seguro que estás bien? —preguntó de nuevo y el menor rodó los ojos.
—Si, ahora solo quiero ir al hotel. Me debes algo —Jimin acarició la corbata del mayor, tomando su mandíbula para lamer los labios del alfa.
—Me estuve conteniendo toda la cena para no tomarte ahí mismo —habló bajito.
—Digo lo mismo, ojalá pudieras ver como te va este traje, alfa.
Así que subieron al taxi más cerca que encontraron para que los llevara directamente hasta el hotel. Con la ciudad de fondo siendo testigo de los más puros sentimientos que florecían.
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